Una buena medicina: la música clásica.

MEDICINA. Reducir el estrés o provocar un mejor crecimiento de las plantas, estos son algunos de los resultados que pueden conseguirse abriendo el oído a la música clásica. Aunque este último esté todavía considerado como un mito.

Es cierto, y se practica en nuestro país, que la música clásica tiene beneficios para los animales. Cristobal Colón, reconocido empresario de La Fageda, pone música clásica a las vacas porque está comprobado que aporta muchísimos beneficios para la salud de éstas.

Mientras esperamos si sería bueno ponerles a nuestros geranios una buena lista de Spotify de Mozart o Beethoven, veamos algunos de los beneficios probados de la música clásica en nuestro cerebro:

1. Journal of Cardiothoracic Surgery: la música reduce la ansiedad, el dolor y las nauseas, incluso afirman que podría haber algún efecto sobre el sistema nervioso parasimpático (una parte del sistema nervioso cuya función es controlar cosas inconscientes de nuestro cuerpo, como la digestión).

2. Duke Cancer Institute: La música clásica puede reducir el dolor y la ansiedad.

Normalmente se produce aumento de presión arterial por la tensión y ansiedad, pero al poner música clásica no se da tal aumento.

3. Health Science Center de la Universidad de Texas: Escuchar música clásica podría mejorar el rendimiento.

Los médicos que escuchaban a Mozart mientras realizaban una colonoscopia aumentaron sus tasas de detección de pólipos precancerosos por encima de las referencias, y por encima de los médicos que no escuchaban música. Incluso cuando los médicos conocían la finalidad del estudio, sus tasas de detección saltaban del 27,1 % al 36,7 %, que no esta nada mal.

4. Investigación de la Universidad de Toronto: Escuchar música clásica podría combatir el insomnio.

Escuchar música clásica antes de dormir podría ayudar, ya que provocaría que nos durmamos más rápido y que, además, durmiéramos más tiempo, ¿para qué usar fármacos teniendo música?
Esto se debería a los ritmos y patrones tonales de este tipo de música, que crean un estado de ánimo meditativo y unas ondas cerebrales lentas.

5. Investigaciones realizadas hasta 1999: El “Efecto Mozart” mejora de forma temporal el razonamiento espacio-temporal y la memoria a corto plazo.

Escuchar a Mozart causaria excitación, lo que provocaría una mejora temporal del razonamiento espacial y de la memoria a corto plazo (pero nada de mejorar nuestro cociente intelectual, que nadie se ilusione). Según otro estudio realizado en 2003, esta mejora apenas duraría 15 minutos.

6. Estudio realizado por el Dr. Gordon Shaw en la Universidad de California-Irvine: La música clásica puede fomentar el desarrollo del cerebro en los niños.

Tocar un instrumento desde pequeño ayuda a un mejor desarrollo cerebral, aunque no convierte en un genio a nadie. Así pues, escuchar y practicar música podría ayudar a los niños a desarrollar las habilidades espaciales y verbales y a fomentar el auto-control.

7. Investigaciones de la Universidad de Illinois en 2005: La música clásica puede ayudar a aprender nuevos idiomas.

Se encontraron pruebas de que escuchar música clásica mejoraba el aprendizaje del lenguaje, ya que podría fomentar el aprendizaje de gramática, vocabulario, mejorar la pronunciación y hasta ayudarnos a apreciar más la cultura.

Esto no sólo lo aplican en una granja con vacas, el Dr. George Lazanov, profesor de lengua extranjera, usa música barroca para ayudar a sus estudiantes a aprender 1.000 palabras de vocabulario de idiomas extranjeros en un solo día con una precisión del 85 al 100%.

Si todo esto está probado, habrá que empezar a experimentarlo con nosotros mismos.